domingo, 10 de marzo de 2013

Colores, telas, brillos y perseverancia


Hace unos cuantos años con Horacio, mi esposo, cambiamos el color de las paredes de nuestra habitación. El amarillo luna mutó en un poderoso lila.
Si, ya sé lo que están pensando y tienen razón, mi marido me dio el gusto!!

El acolchado de cuadrados que hice para nuestra cama, en la vieja y querida paleta de colores country, no pegaba ni con cola de carpintero. Empecé un acolchado nuevo y en poco tiempo elegí también un diseño para hacer el tapiz respaldo de la cama.

El acolchado está por ahí, esperando inspiración divina, que tarda cada vez más en llegar. Confieso que usé telas muy lindas y un bloque simple que permitió incluir todas esos pedacitos que guardaba como tesoros. Pero creo que no hay amor entre nosotros, no de ese amor que dura muchos años.

El tapiz cuenta otra historia, con un mejor final.
Se los presento, colgado, en otra casa, en otra pared ... y con el mismo marido!!


El diseño original fue publicado en una revista y la ejecución comezó en noviembre de 2008.
Así empecé, aplicando los cuartos de círculo a las bases blancas o de color, según la ocación. Agradezco a mi papá que fotografía todo, hasta los momentos de costura!!


Los primeros pasos fueron lentos porque eran todas aplicaciones a mano. Después el armado fue más rápido porque fue a máquina. Llegó el momento del sandwich, que armé diligentemente y dejé dormir unos dos años.

En uno de esos ataques de "no puede ser que tenga tantos trabajos sin terminar", empecé a acolchar.
Como las aplicaciones estaban a mano, acolché a mano. No hay una regla para esto pero debo decir, sin que suene arrogante, que tengo una puntada espectacular. Al paso que iba, apuro no tenía.

Durante el 2012 el trabajo volvió a reposar. Quería acolchar los bordes pero no sabía que diseño hacer. Entonces decidí que era momento de consultar a mi amiga Bárbara.
Ella es diseñadora textil y desde que somos niñas, la recuerdo dibujando.
De su mano y su genio llegó la solución, esa idea que me destrabó la cabeza y le permitió a mis manos seguir trabajando.


Fue también Bárbara quien hace muchos años me dijo "¿y si a esos trabajos los bordás?", sembrando la semilla de lo que en un tiempo sería una vuelta más en la confección de mis tapices.

En diciembre pasado elejí las mostacillas y lentejuelas apropiadas a cada color. Subí todo al auto antes de partir a mis vacaciones en la playa, dispuesta a avanzar en mi tiempo libre.
La casa tenía una galería especialmente preparada para mi tarea.


Puedo decir que el descanso de enero me hizo bien. Bordé y bordé como loca, con muchos brillos.
Y el tapiz quedó listo!!
Aquí está el trabajo terminado.


Y ahora, los detalles, bien de cerca, a pedido del público.


Lentejuelas ovaladas para las hojas.


Las líneas del acolchado fueron todas bordadas encima, utilizando las mostacillas en el mismo color que el bloque.


Las ondas del borde fueron bordadas solo en verde y con lentejuelas hojas más chicas que las de los bloques. Las lentejuelas y mostacillas ocuparon los espacios de tela entre puntada y puntada, sin pisar al hilo perlé.


Terminé el tapiz después de cinco años. En ese tiempo hubo muchos descansos y muchas horas de trabajo. Y lo terminé. Persevera y triunfarás.
Y me sigue gustando.
Me gusta más que cuando lo empecé.
Besos para todas!! Marina

4 comentarios:

  1. Marina, valió la pena!!!! te felicito. Mamá!!!!

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  2. Genial Marina!!!
    Me encantaron todos esos detalles, le dan un toque especial. Ahora a disfrutarlo!!
    Muy buena semana!!
    Abrazos!

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  3. ¡¡¡Felicitaciones, un trabajo magnífico!!!!!

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  4. Fantástico, me encanta la aplicación de lentejuelas y mostacillas es muy novedosa, que lo disfrutes. Un beso

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