Esa es la cantidad de años que hace que enseño patchwork.
Empecé en 1994, cuando mamá tenía el taller en Villa Ballester. Los jueves salía de la facultad y viajaba en colectivo hasta la casa de mi abuela Delfina.
Después de tantos años de enseñar esta maravillosa actividad, hoy sucedió algo impensado para mí, intolerable para mi espíritu: me olvidé como se cosía un bloque en el medio de la clase y le hice cortar mal las telas a Lucía!!!
Todo tiene una explicación. La mía es muy simple ... mi mamá me abandonó.
Ella creyó que tenía el derecho a tomarse vacaciones con mi papá, se subió a un avión y me abandonó. Así nomás, como les cuento.
Sin pedirme permiso me dejó sola con mis hijas, mi esposo, mi trabajo, mis almuerzos de semana y todas mis obligaciones.
Hasta me dejó sola con mi clase. Tuve que ordenar el taller, hacer el café, cobrar las clases y volver a ordenar. Suerte que Nidia trajo budín, porque no había comprado para merendar!!
En esta semana no cosí ni un bloque. Ni uno solito.
Entonces vaya esta entrada del blog para hacer público el agradecimiento a mi mamá.
No podría hacer ni la mitad de las cosas que hago sin su ayuda y estoy segura que mis patchworks no serían tan coloridos sin la intervención de su ojo experto.
Te quiero muuuuucho Má!!
Marina