sábado, 28 de septiembre de 2013

Llegó el color a mi cocina

¿Se acuerdan de mis paredes blancas y vacías?
Les cuento que ya no están ni tan blancas, ni tan vacías. Varios trabajos fueron terminados y colgados en el lugar para el que fueron pensados.

Después de armar el sandwich de mi tapiz de estrellas, empecé a acolcharlo a mano.
Usé mis hermosos hilitos mouliné, esos que tengo de mis épocas de bordado en punto cruz, cuando era muy soltera y estudiante.



Acolché cada estrella con hilo en su color, medio centímetro por dentro de su contorno y con un detalle en el interior.

Me encanta ver los trabajos por el revés, es un vicio que heredé de mi abuela Delfina. La prolijidad de un trabajo se evidencia en su revés, por eso lo voy revisando constantemente.



Después de acolchar todas las estrellas, comencé a acolchar el fondo blanco. En esta etapa cambié el hilo mouliné por el perlé. 


Todo quedó acolchado.


Cosí con tela blanca el borde exterior, coloqué las mangas por el revés y Horacio me ayudó con los tarugos y tornillos.


Y mi pared ya no es blanca, es verde.
Y ya no está vacía, está estrellada!!

Ahora las disfruto cada vez que me siento en el comedor porque están colgadas frente a mí.
Gracias a mis alumnas por regalarme sus estrellas y a ustedes por acompañarme en el proceso!!

         A divertirse cosiendo, Marina

domingo, 15 de septiembre de 2013

Zapatos violetas


Esperando la primavera me compré unas chatitas violetas, con su correspondiente cinturón al tono. Miré el negocio y no había cartera de mi agrado en ese color.
En los días siguiente prendí el radar en busca de una cartera de ese color y como nada me convencía, decidí coserla.

Tenía que ser algo de costura a mano para poder avanzar fuera de casa.
Así es como me encontró el torneo de patín de mis hijas, pasando sábado y domingo sentada en unas gradas de hormigón helado, con hexágonos de 5 cm. de lado, variadas telas violetas y compañeras de hinchada aprendiendo patchwork al paso!!


Cuando los hexágonos estuvieron en cantidad suficiente, los fui cosiendo en tiras.


Armé la tela exterior de la cartera con treinta y seis hexágonos.  


Antes de sacar todos los papeles de base, planché por el revés, para que no tome lustre la tela.


Así quedó el revés sin los papeles ni los hilvanes.


Volví a la plancha para abrir los lados de los hexágonos que estaban en los bordes superior e inferior.
Los lados izquierdo y derecho quedaron con el dobladillo hacia adentro porque todavía faltaba unirlos para armar el exterior de la cartera.


Coloqué fliselina de pegar y planché para que se adhiriera al revés del patchwork. 


Acolché a máquina, con hilo violeta.

                                      

Y la última costura a mano fue la unión de los laterales izquierdo y derecho.


Volví a planchar para pegar la fliselina sobre esa costura final.


Di vuelta el tubo y corté las mitades de los hexágonos que sobresalían en los bordes superior e inferior. 


Para dar forma a este tubo, cosí unas pinzas de 3 cm. a cada extremo de la base.


Preparé el forro de la cartera con las medidas exactas del tubo de patchwork, repitiendo las pinzas de la base y los ensamblé.
En el interior le agregué una tira de tela para enganchar las llaves del auto, que tienen la habilidad de perderse entre todas las cosas que llevo.


Mi trabajo está terminado, falta que el zapatero le cosa las tiras de cuero para poder estrenarla con mis hermosas chatitas!!

A divertirse cosiendo, Marina


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